Educación, ¿porqué no avanzamos?

 Saltillo, Coahuila.- La educación en Coahuila se conforma por 1.4 millones de estudiantes de educación inicial hasta el nivel superior, además de 49 mil maestros; 646 mil de esos alumnos pertenecen a la educación inicial y básica; 531 mil obtienen paquetes de útiles escolares y 58 mil, uniformes y pares de zapatos.
Y las cifras se achican aún más: 8 mil de ellos dejan la secundaria inconclusa, una cifra que equivale a que 16 escuelas primarias se queden sin alumnos. Una cifra más pequeña: se supone que habría 450 escuelas de tiempo completo, un programa que actualmente deja sin alimentos a la gran mayoría de los alumnos de estas instituciones. Aún así, el propósito de la actual administración es aumentar el grado promedio de escolaridad de 9.5 a 11 años, es decir, que al menos se concluya la preparatoria. Este año se realizó por última vez la prueba ENLACE en el país, sin embargo, su aplicación dejó enseñanzas para el sistema educativo, enseñanzas que según el documento “Desempeño Escolar México 2010: un Enfoque en la Calidad con Equidad”, no se quisieron reconocer. El desempeño de los estudiantes en nivel primaria y secundaria no es alentador. Las pruebas realizadas a los estudiantes muestran que la mayoría de estos se concentran en un nivel de instrucción elemental, la segunda más baja de las cuatro consideradas: insuficiente, elemental, bueno y excelente. Cuestionada por maestros y autoridades de Gobierno, la prueba ENLACE arrojó dos resultados irreductibles: uno, que la educación privada es mejor que la pública, y dos, que la educación en las zonas con mayor marginación y pobreza son las de peor logro académico. Tras ocho años de la prueba ENLACE, la educación pública no pudo superar los logros académicos de la educación particular. Tan sólo en matemáticas, en el nivel primaria casi siete de cada 10 alumnos están en un grado bueno y excelente en las escuelas privadas, contra sólo cuatro de cada 10 en las escuelas públicas. Aún antes que ENLACE, la prueba Pisa, aplicada entre los países miembros de la OCDE encontró que en México los resultados promedio son más altos en las escuelas privadas que en las públicas, y que además la educación particular tiene grupos más reducidos en las aulas.

 Según la OCDE, los resultados en México han sido los más desiguales de entre los países miembros, es decir, que su sistema educativo acentúa las desigualdades en función del estatus de pertenencia de los alumnos. Este año, la organización Mexicanos Primero, al presentar por cuarto año consecutivo el Índice de Desempeño Educativo Incluyente (IDEI), el cual compara el esfuerzo de los estados de la República en materia escolar, ubicó a Coahuila entre las entidades más rezagadas del país, particularmente en la educación secundaria, donde el tema preocupante es la eficacia en la educación. El sistema educativo, dice el informe, “ha tenido un desempeño bajo y muy bajo en todos los años”. “Los docentes de secundaria certificados mediante los exámenes nacionales están por debajo de la media en el país”, y si bien las autoridades en el estado han reportado la realización de estrategias para mejorar las condiciones de calidad educativa y fortalecer a los docentes, los efectos aún no son observados. “La caída en picada en primaria merece un severo llamado de alerta al Gobierno y sociedad del estado”, los resultados de los alumnos, estima el reporte, tienen una tendencia negativa al pasar del rango “esperado” en 2009 y 2010, a bajo y muy bajo en 2011 y 2012. Las pruebas ENLACE han mostrado que los alumnos de sexto de primaria con resultados por encima de insuficiente en Matemáticas, han sido bajos en relación a lo que se esperaba. En cuanto a la profesionalización docente, se muestra que el porcentaje de docentes acreditados mediante los exámenes de evaluación es similar a la media nacional, hay una alta supervisión escolar y el número de consejos de participación escolar es superior a la media nacional, esto, en la educación primaria.

 EL MAGISTERIO
Conformado por las secciones 5, 35 y 38 del SNTE, el magisterio coahuilense no escapa de los males que se identifican a nivel nacional. Recientemente, las protestas contra la reforma hacendaria que impactó directamente en sus ingresos dejaron en claro la vocación gremial de los sindicatos. Hubo movilizaciones, marchas y suspensión de labores, algo que no ocurrió ni siquiera cuando se habló del quiebre de su sistema pensionario a nivel estatal. Y mientras a nivel nacional cada vez menos maestros –en 2013 sólo 30% se presentó al examen– buscan una plaza a través del examen de oposición, en Coahuila la evaluación magisterial nació trunca; en 2007 ni siquiera se aplicó el examen y en 2008 4 mil maestros competían por 46 plazas y 400 horas clase. En tanto, sus dirigentes magisteriales acaparan hasta tres plazas como maestros sin estar frente a grupo. El dirigente de la Sección 5 del SNTE, que agrupa a más de 27 mil trabajadores, Blas Mario Montoya Duarte, acapara para sí mismo tres plazas federales magisteriales: dos del tipo llamado de “jornada” y una por “horas”. Esto en las categorías E0221 (director de primaria foráneo), E0281 (maestro de primaria foráneo) y E0363 (profesor de enseñanza secundaria foráneo). En la Sección 38, Rubén Delgadillo Romo tiene sólo dos plazas de las denominadas por “horas” y de la categoría E3063 y E3073.
Javier Cordero Salazar, de la Sección 35, cuenta, según la base de datos de la Secretaría de Educación, con una sola plaza de las llamadas de “jornada”, como inspector general de secundaria diurna, bajo la clave E0301.  DESERCIÓN ESCOLAR  Si bien en agosto del año pasado el Gobierno estatal anunció un programa para revertir la deserción escolar, mismo en el que intervendrían varias instituciones sociales y bastaría faltar injustificadamente a la escuela en cinco ocasiones para que un representante del DIF acudiera al hogar del estudiante en cuestión, a la fecha se ignora el avance de tal protocolo y los resultados del mismo. Cada año más de 8 mil estudiantes abandonan la secundaria por causas relacionadas a la economía o el desinterés de maestros, alumnos y padres de familia. Según el protocolo contra la deserción escolar, el alumno faltista y su familia obtendrían de inmediato la atención de trabajo, servicios psicopedagógicos, asesoría legal, becas y ayuda sicológica en caso de violencia o adicciones.