–¿Qué esperan encontrar con este estudio? –se le preguntó en entrevista. “Elementos que nos permitan generar proyectos, sobre todo de corte preventivo, para disminuir este problema. Nos preocupan mucho las prácticas de violencia, pero el rostro más agresivo, que es el suicidio infantil, nos está moviendo bastante en el escenario académico”, respondió. –¿Qué tan grande es el problema? “Hicimos un mapeo nacional donde identificamos en un año 67 casos de suicidio infantil, claramente identificados por causa de bullying”, agregó, “en Coahuila no estamos dentro de los grandes indicadores, pero tenemos ocho casos relevantes detectados el año pasado y no queremos que esa cifra se despunte. Son edades de entre los 7 y los 11 años, el sexo es indistinto, pero claramente vemos que los niños son más resolutivos en torno a la práctica de autolesión. –¿Hay un patrón en cuanto al tipo de escuelas? “No. Ésa era una hipótesis que teníamos, pero es indistinto. No es cuestión de sexo, religión, ni de estatus socioeconómico, es una situación que depende de la condición de vida del propio niño, la calidad bajo la cual es educado y sus propios escenarios. No es cuestión económica”, manifestó. –El bullying, ¿qué tanto se ha incrementado en ciudades como Saltillo? “En lo que va de un año hemos visto incrementos hasta de 50% en ciertos escenarios porque la práctica se ha reportado; ahora hay más información, los padres de familia tienen más nociones de eso, algunas escuelas están más habilitadas y eso es lo que nos está dando los termómetros de las zonas de riesgo”. Atención especializada “Tenemos la hipótesis de que 9 de cada 10 niños sufre bullying, dejando ese 1% como el caso “burbuja”, es decir, el niño que nunca se ha expuesto a nada, pero el problema se gradúa, es decir, hay desde una intimidación moderada o funcional, aquella que no afecta por la capacidad resiliente para soportar, y la extrema, que lleva a la autolesión o a prácticas como deserción escolar”. –¿El bullying disminuye con la adolescencia? “No, el problema se presenta en una cronología desde primaria hasta la universidad, sólo que cambia de nombre”, dijo, “el bullying se visualiza en primaria; en la secundaria y en la universidad se le puede llamar violencia en pareja y ‘mobbing’ en el escenario de trabajo, pero el problema se presenta de la misma manera, de hecho se acentúa, porque se da de una manera más agresiva y directa”. El investigador advirtió que en las escuelas y en la casa, la atención especializada no sólo debe ser para el menor agredido, también para el agresor, pues las conductas de la infancia son difíciles de corregir. Conforme pasa la edad, puntualizó, el bulliador se convierte a veces en un delincuente, en un ser antisocial, y la víctima también estará teniendo muchos problemas en su vida adulta, conflictos en su vida de pareja, no se puede integrar abiertamente y si forma familia lo hará con muchas desventajas, con temores, fobias y baja autoestima. Desestiman ciberbullying La ciberviolencia, también conocida como ciberbullying, es cuando un niño o adolescente es atormentado, humillado o agredido por otro de sus iguales, quien usa el internet, redes sociales o teléfonos celulares para llevar a cabo su objetivo.
A diferencia del acoso escolar o bullying, el ciberbullying tiene como involucrados a la víctima, el agresor y el o los espectadores, por lo que el impacto de la violencia se multiplica y afecta al entorno del agredido.
No le dan la atención Según la investigadora del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Esmeralda Correa Cortés, a pesar de que el ciberbullying puede ser la antesala de situaciones que llegan hasta la muerte, en México no se da la seriedad que se requiere. “El ciberbullying trae las mismas consecuencias que el bullying o un acoso escolar tradicional; les puede dar ansiedad, tristeza, baja autoestima, y en casos extremos, depresión y suicidio”.
Datos de la Unesco revelan que 12% de los jóvenes entre los 12 y 19 años sufren violencia en la virtualidad.
“En México tenemos un problema muy serio, no tenemos estadísticas que nos reflejen el problema; los estudios que hemos estado realizando han sido de corte cualitativo por falta de recursos, y a nivel nacional no tenemos encuestas serias que nos digan la magnitud del problema”. Sigue acoso a personas con discapacidad El bullying y otros abusos en contra de estudiantes con alguna discapacidad, prevalecen en las escuelas regulares de Durango y otros estados del país. Y es que “la población convencional todavía sigue teniendo agresión hacia los grupos vulnerables”, sostuvo el jefe del Departamento de Educación Especial de la SEED. Sin embargo no es un problema privativo de la escuela, sino que esa es una imitación de la conducta que tiene la sociedad en general, según explica. DOBLEMENTE VULNERABLES
El entrevistado dijo que los estudiantes que tienen alguna limitación física, al igual que otros pertenecientes a grupos vulnerables, son los que presentan el mayor riesgo de deserción escolar, rezago y bajo aprovechamiento académico. Por ello, se trabaja para atender a la generalidad de los alumnos sin descuidar a estos grupos que tienen necesidades especiales además de que se emprenderá un programa para la inclusión y equidad para que las escuelas puedan recibir a niños de cualquier condición y cuenten los con lo necesario para su desarrollo.
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